Problemática 009--Nacimiento del DIP y amenazas de hoy

Problemática 09--El nacimiento del DIP y las amenazas que hoy enfrenta.

TAREA (Preguntas generadoras): 

1) Después de leer estos artículos reflexione acerca del por qué se pudo lograr, luego de la 2da Guerra Mundial y la derrota nazi, que las negociaciones entre la URSS y EEUU desembocaran a partir de 1945 en el nacimiento de la ONU, la Carta Fundacional y su sistema de organizaciones.

2) ¿Qué relaciones (conflicto, cooperación, dependencia,subordinación,etc) se pueden establecer entre las informaciones de estos textos y las normas y principios del DIP? Expliquelas.

 

¿Qué se esconde detrás del telón? EEUU cierra su espacio aéreo a la vigilancia militar rusa

 Por Denis Lukyanov

Junio del 2020

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 21 de abril que su país se retirará del Tratado de Cielos Abiertos, el que permitía a Moscú y Washington realizar la vigilancia militar aérea de manera recíproca. Sputnik analizó las causas y las consecuencias de esta decisión.

Salir de los acuerdos firmados por las administraciones anteriores ya se está convirtiendo en una tradición para Trump. Esta vez, el objeto de la política poco pragmática del dirigente norteamericano es el Tratado de Cielos Abiertos, el acuerdo que permite reducir significativamente las tensiones entre la OTAN y Rusia. El beneficio de este documento es indudable y ahora Trump socava los principios de transparencia mutua que han existido durante casi tres décadas.

La decisión de Trump no tomó desprevenida a Rusia porque el mandatario estadounidense ya había declarado que tenía intención de abandonar el acuerdo en 2019. Además, Washington ya se retiró del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio —también conocido como el Tratado INF— en 2019. Por eso, teniendo en consideración los principales vectores de la política de Donald Trump, su elección no es ninguna sorpresa.

Pero ¿cómo se originó y qué pasó con el Tratado de Cielos Abiertos?

El Tratado de Cielos Abiertos fue firmado el 24 de marzo de 1992 y entró en efecto en 2002. Antes de la salida de Washington del acuerdo contaba con 34 participantes: en su mayoría son los países de la Alianza Atlántica y la Federación de Rusia. De acuerdo con las cláusulas del documento, cualquier firmante puede enviar sus aviones con cámaras aéreas al territorio de otro participante un número determinado de veces y, además, tiene que abrir su propio espacio aéreo a otros miembros del tratado.

En caso de Rusia, el tratado le permitía realizar sobrevuelos de vigilancia militar sobre el territorio de Estados Unidos y de otros países miembros de la OTAN. De esta manera, Moscú podía obtener la información que le interesase sin ningún riesgo. Estos últimos hacían lo mismo respecto al territorio ruso.

Estos sobrevuelos fomentaban el sentido de confianza mutua entre todas las partes. Ahora, con la salida de Estados Unidos, los aviones de vigilancia militar de Rusia pierden el acceso libre al territorio norteamericano. Es de esperar que este paso de la Casa Blanca agrave las tensiones.

Historial de acusaciones

La parte estadounidense justificó su retirada con el no cumplimiento del tratado por parte de Rusia. La insatisfacción infundada de Estados Unidos tuvo que ver con ciertas acciones de Moscú. Por ejemplo, se acusa a la parte rusa de no permitir los sobrevuelos de vigilancia militar sobre el territorio del enclave ruso en Europa, la región de Kaliningrado.

Pero aquí hay varias cosas que hay que tener en cuenta. El país que realizaba los sobrevuelos era Polonia —que también forma parte del tratado y es miembro de la Alianza Atlántica—. Polonia comparte su frontera norte con la parte sur de la región de Kaliningrado y realizó sobrevuelos de reconocimiento de tal manera que esto impedía la circulación segura de algunos aviones de pasajeros que aterrizaban y despegaban en el aeropuerto ruso de Jrábrovo.

Asimismo, existe otra razón para no permitir los sobrevuelos sobre Kaliningrado. En la región se encuentra desplegada una agrupación de las Fuerzas Armadas de Rusia que tiene como meta defender el territorio de la región en caso de una agresión. Si los países de la OTAN se hacen con información secreta sobre la ubicación de las unidades rusas en la zona, la región quedará indefensa. La Cancillería rusa, por su parte, indicó que la decisión rusa no viola las cláusulas del tratado.

Otra denuncia de Washington tuvo que ver con la negativa de Moscú de permitir los sobrevuelos de vigilancia dentro de una zona de 10 kilómetros de la frontera entre Rusia y dos repúblicas que en el pasado formaban parte de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur. Hay una razón sólida que explica la decisión rusa de prohibir los sobrevuelos en dicha zona. Estas dos repúblicas son aliados de Rusia y constituyen dos países independientes y Moscú hace todo para garantizar su soberanía.

En caso contrario, los países occidentales que forman parte del Tratado de Cielos Abiertos podrían traspasar la información de reconocimiento sobre estas dos repúblicas a su país socio, Georgia. Esta última, hasta el día de hoy reclama la soberanía sobre ellas. La propia Georgia salió del Tratado de Cielos Abiertos con Rusia ya en 2012 y desde entonces no permite los vuelos de los aviones de vigilancia militar rusos sobre su territorio.

Además, la parte estadounidense no está contenta con que los aviones que participan en los sobrevuelos de vigilancia militar se reabastezcan de combustible en los aeródromos en Crimea, la península que pasó a formar parte de Rusia en 2014, pero es considerada parte de Ucrania por Estados Unidos y muchos países de Europa.

Sin embargo, estas denuncias no son nada más que justificaciones. Estados Unidos se atrevió a retirarse del tratado porque tiene un as en la manga, opinan los expertos. De hecho, EEUU cerró su espacio aéreo solo para los aviones de vigilancia militar rusos porque estos fueron los únicos que sobrevolaron el territorio del país norteamericano.

¿'Espionaje' a través de los aliados?

En la gestión política y militar de Estados Unidos siempre hubo mucha gente que estuvo en contra de la aprobación de estas medidas de confianza y transparencia, a pesar de que la idea de crear el mecanismo de Cielos Abiertos perteneció a Washington, declaró en un comentario a Sputnik el consultor del centro analítico ruso PIR-Center, Oleg Shakírov.

"En particular, los servicios especiales de EEUU estaban en contra de este tratado. Por eso ahora estamos viendo que este punto de vista recibió el apoyo de una parte de la Administración actual de EEUU. A lo largo de los últimos tres años esta Administración ha demostrado que no está interesada en las herramientas de los acuerdos multilaterales", señaló.

Según el entrevistado, finalmente prevaleció la idea de que Estados Unidos no iba a perder mucho si salía del tratado porque tiene a su disposición satélites para tomar fotografías del territorio ruso.

"Es posible que piensen que van a recibir una parte de la información que recopilan sus aliados al realizar los vuelos de vigilancia sobre Rusia. Si analizamos el texto del tratado, veremos que carece de cláusulas que prohíban el traspaso de la información que uno de los participantes recibió como resultado del vuelo a los países terceros", puso de relieve el analista.

En otras palabras, si Estados Unidos ahora se sale del acuerdo, Alemania al realizar un vuelo de observación sobre Rusia teóricamente puede entregar la información recopilada a EEUU. "Al parecer Washington cree que va a perder poco [al abandonar el tratado]", enfatizó. Precisamente la cooperación con sus aliados europeos es el as que la Casa Blanca tiene en la manga.

Sin embargo, en su comentario a Sputnik el piloto militar ruso, el general mayor Vladímir Popov, declaró que la retirada de Washington del Tratado de Cielos Abiertos resultará en un aumento significativo de los gastos que EEUU paga para realizar el reconocimiento sobre el territorio ruso.

"Después de la salida del Tratado de Cielos Abiertos los estadounidenses tendrán que reforzar otros tipos de reconocimiento, incluidos el espacial, el radioelectrónico, el óptico-electrónico con tal de recibir la misma cantidad de información sobre Rusia. Como consecuencia, los gastos militares se dispararán, mientras el tiempo necesario para recopilar los datos aumentará considerablemente", concluyó el especialista.

Cómo debe actuar Rusia

Cuando Trump anunció que Estados Unidos se retiraría del tratado, varios Gobiernos europeos expresaron su pesar por esta decisión, entre ellos, el Reino Unido y Alemania. Está claro que los países europeos no están interesados en el desmoronamiento del tratado porque les da la única oportunidad de estar seguros de que Rusia no les amenaza de ninguna manera.

El año pasado la parte rusa realizó unos 30 vuelos sobre los países europeos. Es decir, en el marco del acuerdo multilateral Rusia lleva a cabo vuelos de observación no solo sobre el territorio de Estados Unidos. Incluso si Washington deja de cumplir con el documento, Moscú seguirá cooperando con los países del Viejo Continente en este ámbito y esto es muy importante para preservar las relaciones de confianza entre las partes.

Seguir con estos sobrevuelos es crucial tanto para la seguridad de los países europeos como para Rusia.

En la situación actual, cuando existe la amenaza de que los aliados europeos traspasen la información sobre Rusia a Washington Moscú podría barajar dos opciones. Una de ellas podría ser la salida del tratado para evitar que la información obtenida durante los vuelos de observación llegase al Pentágono.

Otra sería aceptar esta triste realidad y seguir formando parte del tratado. Pero no hay una solución perfecta para esta situación y Moscú ya anunció que no tiene planes de retirarse del tratado.

La pérdida de la posibilidad de vigilar el territorio de Estados Unidos es una noticia triste para el sistema de seguridad internacional. De esta manera, Washington obtiene una ventaja militar.

El país norteamericano, además, dispone de una agrupación satelital bien desarrollada en la órbita de la Tierra. En los últimos años las tecnologías satelitales han mejorado considerablemente y Estados Unidos decidió aprovecharse de la situación. Pero se le olvidó que hasta el día de hoy los sobrevuelos de vigilancia militar realizados con el uso de aeronaves especiales todavía tienen muchas ventajas en comparación con los aparatos orbitales.

De todas formas, la retirada de la parte estadounidense del Tratado de Cielos Abiertos es una mala señal para la seguridad de Rusia y para la seguridad internacional en general.

En realidad, queda solo un acuerdo importante firmado con Rusia que Estados Unidos todavía no ha abandonado, es el Start III, también conocido como el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Si Trump decide salir de él también, ya no va a sorprender a nadie. Por lo tanto, el Kremlin tiene que estar preparado para cualquier desenlace.  

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DE LA GRAN GUERRA PATRIA 1939-1945

La batalla de Moscú: el fracaso de la guerra relámpago nazi en la URSS

© Sputnik / Minkevitsh 23:05 GMT 08.05.2015(actualizada a las 18:34 GMT 12.04.2017) URL corto

La batalla de Moscú (1941-1942) fue el conjunto de operaciones de defensa y ataque durante la Gran Guerra Patria realizado entre el 30 de septiembre de 1941 y el 20 de abril de 1942 en el frente occidental, con el objetivo de defender la capital y la región industrial central y derrotar así las fuerzas del ataque del Ejército Alemán.

Tras el inicio de la operación Barbarroja, emprendida por el Ejército nazi el 22 de junio de 1941, consistente en la invasión de la Unión Soviética, las desprevenidas fuerzas soviéticas sufrieron fuertes bajas y perdieron grandes extensiones de territorio en pocos meses.

La batalla por Moscú y la primera derrota de las tropas nazis

Sin embargo, la llegada del invierno, la reagrupación de las fuerzas rusas, y la victoria en la batalla de Moscú anularon las esperanzas alemanas de llevar a cabo una guerra relámpago.

Esta contienda comprendió la Operación Estratégica de Defensa de Moscú (30 de septiembre – 5 de diciembre de 1941), la Operación de Ataque de Moscú (5 de diciembre de 1941 – 7 de enero de 1942), la Operación de Rzhev-Viazma (8 de enero – 20 de abril de 1942) y la Operación de Toropetsk-Jolmsk (9 de enero – 6 de febrero de 1942).

En esta batalla participaron los Ejércitos de los frentes de Kalinin, Occidental, Reserva, Briansk, el ala derecha del frente Noroeste y el ala derecha del frente Sudeste, las tropas de Defensa Antiaérea, la Fuerza Aérea, a las que se enfrentó el grupo armado alemán Centro.

Para el principio de la batalla la situación de las tropas soviéticas era extremadamente compleja.

El enemigo avanzó al interior del país, tomando las repúblicas del Báltico, Bielorrusia, Moldavia, gran parte de Ucrania, bloqueando Leningrado y acercándose a Moscú.

Tras fracasar en su empeño de tomar Moscú en las primeras semanas de la guerra, la comandancia alemana preparó una gran operación de ataque nombrada Tifón.

Este plan preveía desmembrar la defensa del Ejército soviético por medio de tres potentes ataques de sus grupos de tanque en las regiones de Dujóvschina, Rostavl, y Shostki, en las direcciones este y nordeste, rodear y destruir las tropas soviéticas al oeste de Viazma y al este de Briansk.

Luego tenían previsto apoderarse de Moscú mediante ataques por el norte y el sur.

El grupo alemán Centro contaba con 1,8 millones de soldados, más de 14.000 cañones y obuses, 1.700 tanques y

El Ejército soviético contaba con 1,25 millones de personas, 7.600 cañones y obuses, 990 tanques y 677 aviones (incluyendo las reservas).

Tras una serie de intensos ataques las fuerzas nazis se acercaron a la ciudad, llegando en noviembre al canal Moscú-Volga, a Tula por el oeste, a Kashira por el sur, pero de ahí no pasaron. El 27 y 29 de noviembre, el Ejército Rojo realizó una serie de contraataques por el norte y el sur de la capital, y entre el 3 y el 5 de diciembre, en las regiones de Yajromá, Krásnaya Poliana y Kriúkov.

Con su defensa el Ejército Rojo obligó a las fuerzas de ataque alemanas a dispersarse en un largo frente, afectando sus posibilidades de avance y maniobrabilidad y permitiendo a las tropas soviéticas organizar la contraofensiva.

Esta se inició el 5 de diciembre con un ataque del ala izquierda del frente de Kalinin. Tras intensos combates, las tropas soviéticas salieron el 7 de noviembre al río Volga, avanzando entre 60 y 120 kilómetros en dirección sur y sudoeste.

Las tropas alemanas, temiendo que sus tropas fuesen rodeadas al este de Tula, comenzaron la retirada al oeste. Para el 16 de diciembre ya no existía una amenaza directa para Moscú desde el sur.

Sosteniendo la avanzada, para principios de enero de 1942 el Ejército Rojo expulsó al enemigo a una distancia entre 100 y 250 kilómetros, causando graves pérdidas a sus 38 divisiones y liberando más de 11.000 poblados.

Como resultado de la avanzada general, las tropas soviéticas se adentraron profundamente en la defensa alemana en donde se unían los Ejércitos Centro y Norte, interrumpiendo la interacción entre ellos, sin embargo, no lograron rodear y destruir las principales fuerzas del grupo Centro.

A pesar de no tener una victoria total, ésta avanzada alcanzó logros considerables.

El enemigo fue replegado a una distancia de 400 kilómetros, liberándose las regiones de Moscú y Tula, y gran parte de las regiones de Kalinin y Smolensk.

El enemigo perdió entre muertos, heridos y desaparecidos más de medio millón de personas, 1.300 tanques, 2.500 cañones y otros tipos de armas pesadas. Se trató de la primera gran derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta batalla significó un cambio psicológico entre los soldados soviéticos y la ciudadanía, al caer el mito de la invencibilidad del Ejército alemán.

https://mundo.sputniknews.com/europa/201505081037196828/

Leningrado, el heroísmo de un pueblo asediado

© Sputnik / Shimansky 01:07 GMT 09.05.2015  actualizada 12.04.2017

Una de las páginas más trágicas de la Gran Guerra Patria fue el bloqueo de Leningrado, que mantuvo cercada la ciudad durante más de dos años, sometiendo a su población y defensores al hambre, el sufrimiento y la muerte.

La heroica defensa de Leningrado se convirtió en símbolo del valor del pueblo soviético.

Pagando un alto precio, los heroicos defensores y habitantes de Leningrado lograron salvar su ciudad.

El bloqueo de la ciudad de Leningrado (actualmente San Petersburgo) durante la Gran Guerra Patria, fue impuesto por las tropas alemanas desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944, con el objetivo de doblegar a los defensores de la ciudad y tomarla.

La comandancia alemana otorgaba gran importancia estratégica y política a la toma de Leningrado.

Durante casi 900 días las comunicaciones con Leningrado solo eran posibles a través del lago de Ládoga o por aire, ya que el enemigo bombardeaba constantemente la ciudad y realizó innumerables intentos de tomarla.

Al cabo de ese tiempo en Leningrado murieron de hambre o a consecuencia de los bombardeos más de 641.000 civiles, según algunos datos, no menos de un millón.

Los habitantes de la ciudad trabajaban en empresas de la Defensa, combatían en las milicias populares.

El Ejército soviético trató en varias ocasiones de romper el cerco, pero solo lo logró en enero de 1943.

Para lograrlo la comandancia soviética creó dos potentes grupos de ataque que mediante el fuego cruzado destruyeron la defensa del enemigo y crearon un pasillo junto al lago Ládoga de un ancho entre los 8 y los 11 kilómetros, restaurando las comunicaciones terrestres de la ciudad con el país.

La derrota final de las fuerzas nazis y el fin total del bloqueo se logró durante la Operación de Leningrado-Nóvgorod, realizada entre el 14 de enero y el 1 de marzo de 1944.

El 27 de enero de 1944 el bloqueo de Leningrado fue completamente levantado.

Ese día se dispararon fuegos artificiales y salvas para celebrarlo, además decenas de miles de habitantes de la ciudad salieron a las calles para festejarlo.

 

https://mundo.sputniknews.com/europa/201505091037202493/

Stalingrado, la contienda que selló el destino del nazismo en Europa

© Sputnik / Georgiy Zelma  00:01 GMT 09.05.2015

La Batalla de Stalingrado fue uno de los grandes hitos de la Gran Guerra Patria, al sellar definitivamente el cambio de rumbo de la contienda a favor del Ejército Soviético.

Esta batalla se constituyó en una derrota contundente del Ejército nazi; durante la operación de Stalingrado, las pérdidas totales del enemigo alcanzaron el millón y medio de soldados.

Por primera vez en Alemania fue declarado luto nacional.

El desastroso resultado de esta batalla para las tropas alemanas desmoralizaron a sus fuerzas armadas, y por el contrario, elevaron los ánimos del Ejército Rojo.

Comenzó el 17 de julio de 1942 y concluyó el 2 de febrero de 1943.

Por el carácter de las acciones combativas, esta contienda se dividió en dos etapas, la defensiva, comprendida entre el 17 de julio hasta el 18 de noviembre de 1942, y la ofensiva, que comenzó el 19 de noviembre de 1942 y concluyó el 2 de febrero de 1943 con la derrota de las fuerzas alemanas que operaban en esa dirección.

La comandancia alemana planificaba derrotar las fuerzas soviéticas en el sur del país durante el verano de 1942, conquistando las regiones del Cáucaso ricas en petróleo, las regiones agrícolas del Don y la cuenca del Kubán, destruir las líneas de comunicación del centro del país con el Cáucaso y crear las condiciones para un final de la guerra favorable a sus intereses.

Para la ofensiva en dirección de Stalingrado fue destinado el 6º Ejército, con cerca de 270.000 soldados, 3.000 piezas de artillería, cerca de 500 tanques, con el apoyo de la 4ª Flota Aérea, con 1.200 aviones de combate.

Se le enfrentó el Frente de Stalingrado, con 160.000 soldados, 2.200 cañones y obuses, cerca de 400 tanques de guerra, con el apoyo de 454 aviones del 8º Ejército Aéreo, 150-200 bombarderos de la aviación de largo alcance.

Las fuerzas de defensa se concentraron en el paso del Don, con el objetivo de evitar que el enemigo avanzase a Stalingrado.

Pese a los esfuerzos del Ejército Rojo, las tropas alemanas, reforzadas con el 8º Ejército Italiano y el 3er Ejército Rumano lograron cruzar el Volga al norte de Stalingrado, acercándose de lleno a la ciudad, donde se entablaron combates urbanos.

Por medio de constantes contra ataques del Ejército 62, se redujo al mínimo el avance de las tropas nazis y para el 18 de noviembre los atacantes se vieron obligados a pasar a la defensiva, frustrándose de este modo la toma de Stalingrado.

Para el inicio de la avanzada soviética, el Ejército Rojo involucró a 1,11 millones de soldados, 15.000 piezas de artillería, cerca de 1.500 tanques y más de 1.300 aviones de combate, como resultado del incremento de las fuerzas se logró una superioridad considerable frente al enemigo.

La ofensiva comenzó el 19 de noviembre tras una preparación artillera de 80 minutos.

La consecuencia del ataque dirigido a los flancos del enemigo fue que las tropas de los frentes Suroeste y de Stalingrado cerraron el cerco el 23 de noviembre de 1942, rodeando a 22 divisiones y más de 160 unidades del 6º Ejército de infantería y parte del 4º Ejército blindado.

Los intentos de romper el cerco fueron infructuosos y, tras la operación llamada Anillo, las fuerzas del Ejército Rojo destruyeron por completo las cercadas fuerzas nazis.

La batalla de Konigsberg: cómo la mejor fortaleza del Reich cayó ante el Ejército Rojo

17:42 GMT 08.04.2020(actualizada a las 09:29 GMT 09.04.2020) URL corto

Por Denis Lukyanov

El 9 de abril de 1945 terminó la batalla de Konigsberg. La ciudad fue el corazón de Prusia Oriental, uno de los núcleos históricos del Tercer Reich. Después de cuatro días de combates esta fortaleza impenetrable sucumbió ante los golpes del Ejército Rojo. Sputnik recuerda la proeza de los soldados soviéticos.

La ciudad de Konigsberg tenía una importancia enorme para la maquinaria bélica de la Alemania nazi. Antes de 1945 esta urbe fue la capital de Prusia Oriental. La región había sido el origen de ordenes de caballería que acabaron siendo el orgullo de los alemanes. De allí también surgió el espíritu militarista de los nazis. Precisamente estos dos factores explican por qué la ciudad no solo tuvo una importancia estratégica, sino también simbólica.

La caída de Konigsberg significó la caída del centro espiritual del Reich. Adolf Hitler era una persona que creía en el misticismo. Por lo tanto, la noticia de la pérdida de la ciudad fortaleza la percibió como un golpe muy fuerte. Si los soldados del Ejército Rojo no hubieran podido tomar el control sobre Konigsberg, probablemente habría sido imposible seguir con la ofensiva contra la Alemania nazi, porque la ciudad fue un elemento clave en la defensa del territorio del Reich.

Los preparativos

Los soldados que participaron en la toma de Konigsberg fueron condecorados con una medalla especial. Fue una excepción, porque normalmente los soldados recibían medallas solo por la participación en la toma de una ciudad que fuese capital de un país extranjero —las ciudades rusas no se toman en cuenta en este caso—. Los soviéticos hicieron una excepción por una sólida razón: la ofensiva en Prusia Oriental fue una hazaña para los soldados del Ejército Rojo.

Los soldados soviéticos cruzaron la frontera de Prusia Oriental a finales del verano de 1944, pero su avance fue demasiado lento. Dos cuestiones explican esa lentitud. Primero, las unidades militares soviéticas sufrían numerosas bajas en batallas sangrientas. Segundo, los nazis se habían preparado muy bien para la futura batalla e impidieron el avance de la ofensiva. Para principios de 1945 la profundidad de la defensa nazi era de 200 kilómetros y constaba de siete líneas de defensa.

La propia Konigsberg contaba con 12 grandes y cinco pequeñas fortalezas a una distancia de 3 o 4 kilómetros entre sí. Cada una de ellas fue defendida por agrupaciones que se cifraban en entre 300 y 500 soldados y oficiales nazis. Se pueden encontrar las ruinas de algunas de esas fortalezas en la actual ciudad rusa de Kaliningrado —que pasó a denominarse así cuando Konigsberg pasó a formar parte de la URSS—.

Sin embargo, para acercarse a la urbe las tropas soviéticas tuvieron que pasar por tres líneas de defensa fortificadas, incluida la llamada línea Deime, localizada a 40 kilómetros de la ciudad y que contaba con equipamiento de última generación. Justo en los límites de la ciudad las unidades soviéticas se tropezaron con otras dos líneas de defensa nazis y dos líneas de defensa intermediarias llenas de minas antitanque y antipersonal.

Las calles de Konigsberg fueron bloqueadas con fosos antitanque, barricadas y trincheras. Ante las fortificaciones de la ciudad se ubicaban fosos de hasta siete metros de profundidad llenos de agua. Los blindajes hechos de hormigón armado fueron capaces de resistir los golpes de la artillería y las bombas pesadas. Las fortificaciones fueron autónomas y disponían de sus propias estaciones eléctricas y grandes reservas de municiones y alimentos.

La guarnición de la ciudad se cifraba en alrededor de 130.000 soldados. La urbe estaba preparada para una resistencia larga. Entretanto, el Ejército Rojo se estaban preparando para el asalto a la ciudad. Durante los preparativos la gestión militar tomó en consideración la experiencia del combate urbano en grandes ciudades, en particular, la de la batalla de Stalingrado. Para entrenarse los comandantes usaron el modelo detallado de Konigsberg basado en fotos aéreas.

Los agentes soviéticos realizaban el reconocimiento dentro de la ciudad y este proveía la gestión militar con la información sobre las ubicaciones de la guarnición alemana. Además, se prestó mucha atención al entrenamiento de las agrupaciones militares que jugarían el papel principal en la toma de Konigsberg, las unidades de asalto. Aprendieron a luchar contra el enemigo cooperando con la artillería, tanques, zapadores y lanzallamas.

La batalla decisiva

Uno de los factores que facilitó la rápida toma de la ciudad tuvo que ver con el uso de la aviación de reconocimiento y los bombarderos. Además, hubo una estrecha cooperación entre la aviación y las tropas terrestres. Cada unidad de asalto contaba con un controlador aéreo avanzado que desde el terreno daba las coordenadas de los blancos a los pilotos. Los representantes de la Fuerza Aérea también estaban presentes en los puntos de observación de los comandantes de divisiones de fusileros.

No obstante, el papel más importante lo jugó la artillería soviética, que realizó golpes fortísimos contra las posiciones alemanas en Konigsberg. Para el inicio de la batalla el Tercer Frente Bielorruso, que fue la principal agrupación militar que se ocupó de la toma de la urbe, tenía a su disposición alrededor de 5.000 piezas de artillería. Cuatro días antes del inicio de los combates por la ciudad la artillería empezó a realizar ataque contra ella.

El día que la batalla comenzó, las unidades de artillería soviética lanzaron contra las posiciones enemigas 1.308 vagones de proyectiles y mina tan solo en una hora. Luego, el Ejército Rojo tomó desprevenidos a los nazis porque empezó a avanzar antes de que terminara la preparación de artillería. Esto ayudó reducir la potencia de fuego del enemigo, pero lamentablemente esa táctica resultó en fuego amigo, lo que provocó víctimas adicionales en las filas del Ejército Rojo.

El avance de las unidades del Ejército Rojo fue incesable. Los soldados avanzaron dejando atrás algunas fortificaciones que no lograban tomar por la fuerza inmediatamente. De ellas se ocupaban los zapadores y lanzallamas. En algunas ocasiones dentro de las fortificaciones los soldados lucharon cuerpo a cuerpo contra el enemigo. Durante el primer día las tropas no contaban con el apoyo aéreo a causa de las malas condiciones meteorológicas.

En el segundo día de combates empezaron a operar las unidades de la Fuerza Aérea soviética. En algunos lugares el Ejército Rojo logró romper las líneas de defensa de los nazis y el enemigo empezó a entregarse como prisionero. El 8 de abril la gestión militar de la guarnición nazi trató de salir del cerco, pero las fuerzas soviéticas acabaron con un convoy que constaba de tanques, transportes blindados y cañones de asalto.

El comandante del Tercer Frente Bielorruso, el mariscal Alexandr Vasilevski, ofreció al enemigo rendirse. Sin embargo, los nazis volvieron a intentar romper el cerco, pero pronto fracasaron. Para la madrugada del 9 de abril las tropas del Reich en Konigsberg ya no tenían una defensa unida y la gestión militar nazi local lo sabía. Así que el comandante de la defensa de la ciudad, el general Otto Lasch, consideró que la batalla se había perdido.

Los representantes de las Schutzstaffel y la Policía decidieron cumplir con la orden de Hitler y lucharon hasta el último soldado, mientras el general Lasch quedó suspendido de la gestión de la defensa de la urbe. Pero Lasch decidió actuar a su propio riesgo y para la noche del 9 de abril envió sus parlamentarios para negociar el alto al fuego y la rendición.

Como consecuencia de la batalla de Konigsberg las unidades del Tercer Frente Bielorruso derrotaron a la mayor parte de la agrupación militar alemana en Prusia Oriental y tomaron como prisioneros a más de 93.000 soldados y oficiales nazis. Cerca de 42.000 alemanes fueron eliminados en la batalla. Según las fuentes soviéticas, el Ejército Rojo perdió a 3.700 soldados y oficiales.

De acuerdo a las decisiones tomadas en la Conferencia de Potsdam celebrada entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 y en la que participaron los líderes de la URSS, EEUU y Reino Unido, una parte de Prusia Oriental y la ciudad de Konigsberg en particular pasaron a formar parte de la Rusia socialista. Un año después la ciudad sería renombrada y pasaría a ser conocida como Kaliningrado.

https://mundo.sputniknews.com/rusia/202004081091051807-la-batalla-de-konigsberg-como-la-mejor-fortaleza-del-reich-cayo-ante-el-ejercito-rojo/

 

Cómo Hitler quería exterminar a los rusos y cómo la URSS borró a los nazis de la faz de la Tierra

21:30 GMT 17.12.2019 (actualizada a las 14:28 GMT 26.03.2020)

Por Denis Lukyanov

El 18 de diciembre de 1940 el líder de la Alemania nazi, Adolf Hitler, autorizó la Operación Barbarroja, una campaña para conquistar la parte europea de la Unión Soviética y repoblar estos territorios con alemanes. Sputnik explica qué podría haber pasado en caso de que los nazis hubieran salido victoriosos y por qué al final fracasaron.

Desde el principio la Unión Soviética quería evitar una guerra. En los años anteriores a la invasión nazi, Moscú y Berlín habían firmado una serie de acuerdos políticos y económicos. Por lo cual, en el país comunista muchos creían que un conflicto armado a gran escala entre los dos países era casi imposible. No obstante, los altos mandos del Ejército alemán empezaron a elaborar meticulosamente un plan de agresión contra la URSS ya en el verano de 1940.

Las peores expectativas se hicieron realidad el 22 de junio de 1941 cuando los nazis dieron inicio a la Operación Barbarroja. Las fuerzas de los países del Eje —casi tres millones de efectivos— invadieron el territorio de la URSS abriendo el Frente Este de la Segunda Guerra Mundial. La lucha del pueblo del país comunista por su independencia, e incluso su supervivencia, pasó a ser conocida como la Gran Guerra Patria. En aquella guerra, la URSS perdería 27 millones de sus ciudadanos, la mayoría de ellos, civiles.

Los nazis tenían planes de llegar hasta la línea Arjánguelsk-Astracán desplazando a las fuerzas soviéticas rumbo a los Urales. Las batallas que jugaron un papel determinante en la incapacidad de llegar a dicha línea incluyen la defensa de la fortaleza de Brest —en la Bielorrusia actual—, que distrajo una cantidad significativa de las fuerzas de la Wehrmacht y que se negó a capitular durante más de un mes, explicó a Sputnik el historiador ruso y profesor de la Universidad Europea de San Petersburgo, Nikita Lomaguin.

Otras batallas importantes que impidieron a los nazis a alcanzar sus metas en el marco de la Operación Barbarroja incluyen la batalla de Leningrado —ahora llamada San Petersburgo—, que terminó en un asedio que se cobró la vida de entre 600.000 y 1,5 millones de personas, aunque la urbe no cayó en las manos de los invasores; la batalla de Moscú, y la batalla de Stalingrado, dos momentos clave que cambiaron el rumbo de la guerra, agregó.

El máximo avance de las fuerzas alemanas y las tropas de sus países cómplices fue en el río Volga en Stalingrado. También esperaban avanzar más en la parte norte del país comunista, pero las tropas finlandesas no actuaron tan activamente como quería Berlín. Esta es una de las razones por la que el asedio de Leningrado no culminó con la capitulación de la ciudad. Helsinki se encontraba bajo la presión anglo-estadounidense, por lo cual no participó debidamente en la batalla, señaló el entrevistado.

¿Qué hubiera pasado si el plan Barbarroja funcionaba?

En caso de que la ofensiva hubiera ido de acuerdo con el plan Barbarroja, las acciones siguientes de la Alemania nazi en los territorios conquistados serían reguladas por el Plan General del Este. La meta era erradicar una parte considerable de la población de Europa del Este, incluida la parte europea de la URSS. El alcance de la exterminación deliberada incluía al 75% de la población. La mayoría sería suprimida físicamente, mientras que el resto sería deportado a Siberia.

Los nazis creían que los pueblos eslavos pertenecían a una raza inferior a los alemanes. Toda la estrategia del nazismo se centraba en la victoria en aquella guerra y en destruir la Unión Soviética como Estado. Entretanto, Berlín quería aprovechar las riquezas naturales del país comunista como el petróleo y los recursos minerales.

La política de exterminación de los pueblos de la Unión Soviética formaba parte de los planes del Tercer Reich de expandir el espacio vital —Lebensraum— del pueblo alemán. Los que evitaran la muerte serían germanizados y se convertirían en eslavos de la raza superior. Los que pertenecían a la etnia alemana, poblarían las zonas conquistadas. La expansión hacia los territorios de Polonia, Checoslovaquia y la URSS fue conocido como el Empuje hacia el esteDrang nach Osten—.

Durante la ocupación nazi de la URSS, el Tercer Reich puso en efecto el Plan Hambre que tenía como meta matar de hambre a los ciudadanos y a los prisioneros de guerra soviéticos. Estaba previsto que el Ejército nazi se alimentara de la producción local, privando de comida a la población de las zonas ocupadas. Otra manera de exterminar a los civiles soviéticos fueron las masacres. Los nazis consiguieron realizar su vil plan solo parcialmente antes de que fueran expulsados del territorio de la URSS.

¿Por qué la Operación Barbarroja fracasó?

 

"El fracaso del plan Barbarroja se debió principalmente a que los nazis subestimaron a la Unión Soviética como adversario militar. Los belicistas del Tercer Reich creían que el pueblo no apoyaría al Gobierno soviético. En pocas palabras, los alemanes sobreestimaron sus posibilidades en la ofensiva contra el país comunista", dijo Lomaguin.

Los nazis fueron tan arrogantes porque acababan de llegar a las fronteras de la URSS justo después de su marcha triunfal por Europa en la que cada país cayó ante el avance nazi casi sin resistir.

Creían que saldrían victoriosos en esta nueva ofensiva, pero no pudieron ni imaginar lo que les esperaba una vez cruzaran el límite de la Unión Soviética. No esperaban enfrentarse a una resistencia tan feroz, añadió el historiador.

"El plan era lanzar una guerra relámpago contra el país comunista, pero en realidad la Wehrmacht no estaba preparada ni para las grandes distancias ni para severas condiciones climáticas del invierno ruso ni para una nueva situación con la logística", puso de relieve.

Otro gran problema para los invasores fue la guerrilla que formaron los partisanos en su retaguardia con el apoyo de Moscú. Los partisanos empezaron a llevar a cabo operaciones dentro de las líneas enemigas, lo que empeoró la situación para el Ejército nazi.

Los belicistas en Berlín tampoco esperaban que Moscú pasara a formar parte de una coalición junto con los países de Occidente. Los nazis, con toda seguridad, creían que los bolcheviques no iban a cooperar con los países como el Reino Unido o Estados Unidos. Lo único que podían suponer es que esta cooperación sería muy limitada, subrayó. Todo esto explica por qué el plan Barbarroja desde el principio estaba destinado a fracasar.

"El hecho de que Moscú consiguió consolidar fuerzas dentro del país y que los guerreros soviéticos evidentemente tenían voluntad de luchar por su patria determinaron la ventaja de la URSS en el conflicto contra la Alemania nazi", concluyó Lomaguin.

https://mundo.sputniknews.com/rusia/201912171089671414-como-hitler-queria-exterminar-a-los-rusos-y-como-la-urss-borro-a-los-nazis-de-la-faz-de-la-tierra/

 

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